“Las mañanitas” vs “Las golondrinas”
La cultura musical mexicana está integrada al folklor de América Latina y el Caribe, en virtud de ello la composición popular conocida como “Las Mañanitas” es parte de la sabiduría y de la inspiración creativa de la región que gusta de cantar y bailar y con esa intención surge la obra de las y los compositores, muchas veces anónimos.En el caso de “Las mañanitas” se dispone de una partitura con arreglo del filarmónico zacatecano Manuel María Ponce Cuéllar (1882-1948), quien se ocupó de esta popular canción mexicana, al igual que de muchas otras composiciones donde encontramos esta selecta docena: “¡Adiós mi bien!”, “Ah, qué bonito”, “A la orilla de un palmar”, “A tus amigos”, “Cerca de mí”, “Cuiden su vida”, “Dolores hay”, “El olvido”, “La pajarera”, “Marchita el alma”, “Por ti mi corazón” y “Por ti mujer”.En la partitura de cada una de estas “Doce canciones mexicanas”, Manuel M. Ponce demuestra su amplio conocimiento de la riqueza sonora y folklórica de su país, asimismo manifiesta su declarada pertenencia a la corriente estética del “nacionalismo musical” que puso en valor la identidad criolla para la creación artística. Con esta convicción, este epónimo de una de las salas del Palacio de Bellas Artes, favoreció la difusión mundial de nuestra genuina tradición musical a través de la partitura que contiene el lenguaje oficial de la música como medio propicio para que los protagonistas internacionales de la ópera como el italiano Tito Schipa (1888-1965), conocieran y grabaran “A la orilla de un palmar”. Al igual que lo hizo el español Alfredo Kraus (1927-1999) con “Marchita el alma” y la reconocida soprano mexicana Cristina Ortega con “La pajarera”, interpretada con arreglo sinfónico para la gala del 132 aniversario de la Orquesta Típica de la Ciudad de México. Asimismo, cada una de estas composiciones y otras como “Estrellita” permanecen en el repertorio de estudio de los alumnos que se forman en las correspondientes instituciones como la escuela nacional de música. Y, con la misma categoría patrimonial, se han recreado por cantantes populares donde destacan Alfonso Ortiz Tirado, Juan Arvizu, María de Lourdes, Humberto Cravioto, Guadalupe Pineda y Aida Cuevas; entre muchos más.El folklor musical de todos los países y culturas del mundo ostenta la misma virtud de permanecer en la memoria colectiva del pueblo y ser susceptible de recibir arreglo musical académico o especializado de bellas artes. Así, tenemos que la versión de la partitura no cambia, en tanto que la dinámica expresión popular se encarga de mudar los versos de acuerdo con la necesidad de los cantores y para usar la misma melodía para comunicar otro mensaje, una emoción diferente. Esto ocurre por ejemplo con las versiones de “La pajarera” donde el dueto femenil de las legendarias “Hermanas Huerta”, “Los Alegres de Terán” y otros renombrados de la música popular mexicana, han grabado exitosas versiones con variante respecto de la letra recogida en la partitura del filarmónico Manuel M. Ponce.Lo mismo sucede con el vals “Las mañanitas”, donde la versión más conocida es la que grabó el ídolo Pedro Infante (1917-1957) y que millones de mexicanos y latinoamericanos escuchamos a través de la radio y/o reproducida en discos con el siguiente verso inicial: “En la fresca y perfumada mañanita de tu santo, recibe mi bien amada la dulzura de mi canto, encontrarás en tu reja un fresco ramo de flores, que mi corazón te deja Chinita de mis amores. Estas son las mañanitas que cantaba el rey David a las muchachas bonitas se las cantamos aquí…”. En contraste la partitura de “Las mañanitas, canción mexicana para piano y canto” de Manuel M. Ponce, comienza con el verso: “Amapola perfumada de los llanos de Tepic, si no estás enamorada, enamórate de mí. Ya la luz de la alborada tiñe el cielo de carmín, amapola perfumada enamórate de mí. Despierta mi bien despierta, mira que ya amaneció…”. A estas dos versiones se suma una diversidad de interpretaciones que quitan o añaden palabras o versos completos para ajustarse a la costumbre musical de la localidad o de determinada región geográfica pluriétnica de México. Lo que sí permanece en todos los casos es la intención de festejar al ser querido a quien se expresan estas palabras que un anónimo compositor concibió antes que Manuel M. Ponce y todos nosotros naciéramos e interpretáramos este himno que saluda a la vida, a la alegría y a la fiesta con sus notables motivos para celebrar. Lo cual se contrapone con la intención de “Las golondrinas” que son sinónimo de despedida y tristeza, por cierto, también grabadas y difundidas por Pedro Infante.Ayer y hoy, “Las Mañanitas” y “Las golondrinas” son un palimpsesto cotidiano de nuestra música tradicional mexicana. ¡Hasta el próximo palimpsesto!